miércoles, 14 de enero de 2015

Escocia




La tierra inamovible de leyendas y guerras, hierbas altas y viento salvaje. La tierra antigua de piedras gastadas y murallas derruidas, castillos inexpugnables y callejuelas secretas. El sonido de las gaitas llena el aire, y cinco siglos se borran de golpe.






 Pero Escocia es mucho más que eso.















En un agosto otoñal, Edimburgo se convierte en un circo perpetuo. La música, el color y el teatro se adueñan de la ciudad que una vez vio la sangre correr por sus adoquines, y la Royal Mile se viste de fiesta. Sólo desearías tener tres pares de ojos y de oídos más para poder absorber todo el color y la locura que te rodea. ¡Es el Fringe, y el arte ha tomado la calle! Es el momento de que artistas callejeros de todo el mundo se reúnan en Edimburgo y den rienda suelta a todo lo que pasa por sus cabezas.
 Mientras eso ocurre, querrías añadir al lote también un par de piernas más, porque al otro lado del casco medieval, en la ampliación clasicista de la ciudad, está teniendo lugar el Festival Internacional del Libro, el más importante de Gran Bretaña.
 Y en la cima más alta de Edimburgo, justo a la entrada del castillo, el concierto de gaitas más grande de Escocia, el Tatoo Festival, suena cada noche. No hay palabras para describir la euforia y la ansiedad que se apoderan de ti. No hay tiempo, energía ni recursos para ir a todos sitios.
Pero eso solo significa una cosa: ¡qué tendrás que volver!

 Esa es la Edimburgo que yo viví, y me gustaría dejaros ver un poquito a través de mis ojos.








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